The Great Bend of the Gila proposal is unique in terms of planning process and vision, both of which are linked to Indigenous Peoples’ values, preferences, and interests. A key component of this monument proposal is ongoing engagement with Tribes as to how to best manage these lands.

Un estudio de la pasada década reveló que el funcionamiento actual y el gasto de los visitantes asociados a la zona del Gran Recodo del Gila (GBG) en los condados de Maricopa y Yuma, en Arizona, proporcionan beneficios a la economía local y generan ingresos fiscales para los gobiernos locales. Numerosos cargos electos locales y partes interesadas apoyan una mayor protección de la zona del GBG por los beneficios económicos y para la calidad de vida que podría aportar su designación.

Designation as a national monument will expand awareness of the extraordinary historical and cultural resources contained in the proposal area, thereby drawing interest and visitation. Changes in visitation and tourism expenditures are especially important in rural areas such as the Gila Bend region, where people may be particularly reliant on income derived from tourism. Further, monument designations direct land management to be preservation focused, which leads to high-quality backcountry recreational experiences. Wilderness designation is particularly suited to providing opportunities for solitude and quiet recreation.

El Gran Recodo de Gila forma parte del Desierto de Sonora, que ocupa el primer lugar en biodiversidad entre los desiertos de Norteamérica. El paisaje sirve de hábitat básico a especies como el berrendo de Sonora, en peligro de extinción, el ciervo mulo, el borrego cimarrón, la jabalina, el ratonero de Le Conte y otras. Estas especies adaptadas al desierto necesitan grandes áreas de hábitat para sobrevivir. Dado que el desarrollo urbano ha fragmentado y destruido hábitats, y que el cambio climático altera el funcionamiento ecológico de la zona, estas especies también necesitan conectividad a través del paisaje para acceder a fuentes de agua, seguir el rastro del forraje o de sus parejas y escapar de las presiones humanas.

Durante un milenio, la gente aprovechó el agua fiable y los suelos fértiles del Gila. Cultivaban campos de maíz, judías y melones, y más tarde también trigo. Los estudios arqueológicos han documentado asentamientos durante todo el año y cultivos en aguas de crecida a partir del año 675 de la era cristiana. Existen pruebas arqueológicas de la presencia humana en la región desde el año 13.000 a.C. aproximadamente. Los signos de esta profunda y significativa historia (petroglifos, geoglifos, asentamientos, senderos) están a la vista de todos. Pero esta visibilidad es también una vulnerabilidad, y estos lugares están constantemente amenazados por el vandalismo, la desfiguración y la destrucción. Una protección respetuosa y permanente significa disuadir estas amenazas para que este legado en la tierra permanezca para que lo apreciemos y aprendamos de él en el futuro.

Las comunidades locales, las tribus, los conservacionistas y los cargos electos reconocen desde hace tiempo la necesidad de proteger estas tierras y han abogado por una mayor protección de esta región. Aunque las iniciativas concretas y los límites han cambiado ligeramente con el tiempo, los valores en sí y el objetivo de protección permanente han permanecido constantes.